Jul 10, 2023
El verdadero sombrero panamá es el pinta'o
Durante siglos, los artistas panameños han tejido “pinta'o” con fibras naturales. Lola Méndez El nombre del sombrero panamá es tristemente erróneo. Este tocado de paja hecho a mano en realidad proviene de Ecuador.
Durante siglos, artistas panameños tejieron “pinta'o” con fibras naturales.
Lola Méndez
El sombrero de Panamá tiene un nombre infamemente incorrecto. Este tocado de paja hecho a mano en realidad proviene de Ecuador. Sin embargo, los trabajadores de la construcción del Canal de Panamá usaban sombreros, ya que sus alas anchas los protegían del intenso sol. En 1906, el presidente Theodore Roosevelt inspeccionó la construcción del canal con un traje de lino blanco rematado con uno de los sombreros ecuatorianos. Las fotos de Roosevelt lanzaron involuntariamente una tendencia de moda y el nombre se quedó.
El verdadero sombrero panamá es el sombrero pintando, también conocido como pinta'o.
El pinta'o se originó en la provincia de Coclé al suroeste de la ciudad de Panamá, donde todavía se fabrican los sombreros en la actualidad. Al igual que el sombrero de Panamá, el pinta'o también está tejido a mano con fibras naturales, pero se define por intrincados patrones oscuros que se tejen por todo el sombrero. Se requiere una artesanía exquisita para elaborar el sombrero a partir de las fibras de varias plantas locales: bellota para la parte blanca del sombrero, chonta para decorar, chisná para teñir la fibra, junco para hacer la ornamentada franja de tarco y pita para coser el sombrero. Las fibras de bellota se hierven antes de secarse al sol durante aproximadamente una semana, ya que cuanto más blanca es la fibra, más valioso es el sombrero. Después de que la fibra se haya secado hasta alcanzar el tono deseado, se teje formando trenzas. Para formar el sombrero, las trenzas se envuelven alrededor de un bloque de madera y se cosen cuidadosamente a mano. Intrincados motivos geométricos (líneas rectas, ondas y zig-zags) se forman a partir de bandas de fibra de chonta teñidas con hojas de chisná. El diseño crea la apariencia de un “sombrero pintado”.
“La tradición del pinta'o se remonta a 200 años”, dice Marelys Montero de Monteza, coordinadora artesanal de Coclé-Ministerio de Cultura, que trabaja en la preservación y conservación del patrimonio cultural del país a través de la promoción del arte y la cultura. “El sombrero resalta técnicas, expresiones ancestrales, cuidado de las plantas y creatividad en los diseños que se han transmitido de generación en generación. Es un motivo cultural importante que está arraigado en las costumbres del pueblo y un símbolo de orgullo para cualquier panameño”.
El sombrero pinta'o forma parte del atuendo típico de Panamá para hombres, mujeres y niños. “Cualquiera puede usar el sombrero pinta'o. El campesino lo usa para protegerse del sol y un cantante lo usa para presentaciones de conjuntos folclóricos”, dice Silvia Rodríguez, maestra tejedora de pinta'o radicada en Las Pozas, Penonomé, Coclé. De hecho, muchos panameños rurales tienen dos sombreros pinta'o. “El sombrero de uso diario tiene hasta diez vueltas [cada vez que se completa una vuelta circular sobre el sombrero] y el otro es más detallado con alrededor de 20 vueltas”, dice Alex Santiago Tuñón, sombrerero pinta'o en La Pintada, Coclé. La versión más elaborada se usa para ocasiones especiales que incluyen misa dominical, bailes folclóricos, bodas, cumpleaños y celebraciones comunitarias. “Donde hay algún tipo de actividad se lleva el sombrero pintado”, dice Juan Carlos Figueroa Quirós, zapatero de sombreros en La Pintada. "El sombrero es más que un símbolo: es nuestra identidad".
Según un informe del Ministerio de Industria y Comercio de Panamá, la base de datos del Registro de Artesanos enumera 341 fabricantes de pinta'o. La mayoría de los artesanos están relacionados, ya que la confección de sombreros es un asunto familiar. “Nací en una familia dedicada a hacer sombreros”, dice Rodríguez. La fabricación de sombreros es el negocio de su familia desde hace cinco generaciones. “Cuando era niño vi a mis abuelos, padres y hermanos hacer este trabajo. Todos nos dedicamos a hacer los sombreros. Mi mamá me enseñó cuando tenía seis años a tejer con tres hilos de fibra”, cuenta. “El arte es heredado de nuestros antepasados. Nuestro legado es hacer sombreros pinta'o”.
Puede llevar semanas o meses completar un pinta'o, la mayoría de los cuales se elaboran a pedido para satisfacer el gusto del cliente. “El sombrero más fino que hice tuvo 22 vueltas y tardó casi dos meses”, dice Rodríguez. Cuanto más intrincadamente tejida es una pinta'o, más cara es. Un sombrero con menos de 15 vueltas tarda aproximadamente diez días en fabricarse y cuesta menos de 100 dólares, mientras que un diseño más complejo con más de 24 vueltas puede tardar 90 días en fabricarse y costar más de 1.000 dólares.
En 2017, la Unesco inscribió el pinta'o en su Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que honra los conocimientos, las tradiciones y los rituales que son parte intrínseca de una cultura. “Los artesanos cultivan las plantas, trabajan las materias primas, trenzan las fibras y con ellas confeccionan este sombrero, que forma parte de una vestimenta de todas las regiones del país en danzas folclóricas y fiestas comunitarias”, señaló la Unesco en su fallo. Tras tomar la decisión en una reunión de su Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio, el organismo dijo: “Esta práctica artesanal fomenta la solidaridad social, dado que se fomenta la creación de cooperativas y grupos de sombrereros y cultivadores”.
“La declaración fue un reconocimiento internacional de que se está perdiendo un patrimonio cultural intangible”, dice Ariana Curtis, antropóloga afroamericana y panameña. “El pinta'o no está mecanizado, se hace a mano. Hay reverencia por los portadores del conocimiento y un profundo respeto por cómo se transmite de generación en generación. Vemos el pinta'o en todas partes, por lo que el peligro no estaba en el radar de la gente hasta la declaración”.
A Rodríguez le preocupa que el sombrero pueda desaparecer ya que las generaciones más jóvenes se muestran indiferentes a la hora de aprender el oficio. Montero coincide y reflexiona que “cada vez hay menos jóvenes interesados en hacer sombreros y evitar que se pierda la tradición”. Quirós, zapatero zapatero de séptima generación, anima a sus hijos a continuar con la costumbre. “Puede haber una extinción de esta tradición si los artesanos y los gobiernos locales no emplean en las escuelas para ser parte de las enseñanzas”, dice.
Otro desafío es el agotamiento de las materias primas, como Carludovica palmata y eleocharis. Muchos artesanos compran fibras a proveedores comerciales, a diferencia de los agricultores, algunos de los cuales vendieron sus tierras sólo para ser deforestadas y convertirlas en campos, destruyendo las materias primas en el proceso. Montero cree que conservar las especies vegetales utilizadas para confeccionar los sombreros es necesario para salvar la artesanía. “Hay que reforzar el cultivo y la protección de las zonas donde se produce la materia prima”, afirma Tuñón.
El turismo también es un factor clave para la conservación del pinta'o. La zona más famosa por el pinta'o es La Pintada, un pueblo de Coclé. El 19 de octubre se celebra en La Pintada el Día Cívico y Conmemorativo anual del Sombrero Pinta'o con desfiles, música en vivo y vendedores ambulantes de sombreros pinta'o. Ivan Eskildsen, Ministro de Turismo de Panamá, dice que el festival comenzó en 2011 como una forma de salvaguardar la técnica del pinta'o. Los viajeros pueden observar a los artesanos en acción y apoyar la artesanía tradicional comprando un sombrero genuino en el Mercado de Artesanías La Pintada como souvenir.
“Un sombrero puede parecer superfluo, pero es muy importante salvaguardar las tradiciones culturales profundamente arraigadas en nuestra identidad para el futuro”, dice Eskildsen.
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